sábado, 16 de abril de 2011

Mi primer libro

Y de repente lo vi, estaba en el mismo lugar donde lo dejé la última vez, encima del escritorio, rodeado de dibujos amarillentos y cuadernos escritos, ya acabados. Era invierno, hacía frío, no sabía qué hacer, era como si me hubiese estado esperando todo ese tiempo. Me acerqué al escritorio, lo cogí en mis manos y soplé para quitarle el polvo, que impedía ver con exactitud la portada y el título. Entonces lo entendí todo. Sí, lo veía todo muy claro, comencé a gesticular una sonrisa y fue entonces cuando comprendí que aquel era mi libro. Sí, ese libro del que todo el mundo habla que alguna vez leyó y que a partir de entonces no pudo dejar de leer.